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Es perfectamente posible disfrutar del dolor de una ruptura.

Y te voy a explicar cómo.

Un día simplemente ella estaba distante. Después, de la nada, parecía que me odiaba y decía cosas horribles.
 Al otro día yo ya no vivía ahí y al otro día ella ya tenía una nueva pareja, lo cual evidenció lo que yo no estaba queriendo ver. Pero esa historia no es la de hoy.
 Cómo se llega al: “qué bueno que pasó” desde el «no disfruto nada porque estoy pensando en ella»— y sobre todo llegar al“qué bueno que pasó” pudiendo decirlo sin enojo. 
¿Y cómo se supone que lo disfrute si ya no puedo hacer nada sin pensar en la relacion?
 Primero que nada, no hablo del disfrute en el sentido del placer inmediato, pero hablo de cosas que podemos agradecer incluso sintiendo ese vacio. Ese vacío no es un castigo: es un espejo. Nos muestra las partes de nosotros mismos que hemos ignorado, los deseos que hemos callado y las máscaras que usamos para encajar en el mundo. Si podemos sentarnos con ese dolor, observarlo y permitirnos sentirlo sin huir, descubriremos algo inesperado: nos encontramos a nosotros mismos. Porque el deseo no es azar! Refleja partes de nuestra psique que buscan expresarse, completarse o reconciliarse. ¿Quién serías si no hubieras aprendido de cada cosa que dolió? ¿Quién podrías ser si en lugar de tapar el vacio con ruido, vicios y personas, lo usaras para conocerte? ¿Si tuvieras que crear al mejor humano posible, desde 0, no lo harías pasar por situaciones complicadas? Seguro no le darías una vida completamente tranquila al menos. Y solo un tonto o alguien que no ve esa oportunidad no estaría al menos un poco alegre de estar ahí, con las posibilidades enfrente y además con todo el tiempo libre que suele dar el terminar una relación. No estas en un pozo del que no se puede salir, estas frente a una oportunidad increible. Quizá la más grande que has tenido en mucho tiempo y ni siquiera es necesario que pongas un gran esfuerzo en aprovecharla porque cuando los recuerdos bajan un poco el volumen seguro te encontras obligado a mirar para adentro, seguro te pasó, a menos que siempre hayas tenido el celular constantemente a mano para impedirte conocerte en silencio un poco. Y en ese silencio ves que Antes tenías ambición, antes las cosas las disfrutabas, en algún momento las cosas te motivaban. No perdiste a nadie, te encontraste a ti decía un video de youtube que al principio no entendí mucho. Y digo «te encontraste» porque el vacio viene de haberte abandonado a vos mismo, te encontras y no hay nada, no hay un propósito que te llene o proyectos en los que aportes algo al mundo o quizá no hay amigos con los que realmente puedas abrirte. Y cómo podemos hacer para que cada vez que te encuentres a vos mismo, no se sienta un vacio si no tranquilidad? Bueno, esa es una gran pregunta, vos mismo sos la única persona con la que vas a estar el 100% del tiempo, así que una «mision principal» del juego, aunque no hay reglas escritas en la vida, es convertirte en alguien con quien puedas estar en paz. Yo empecé ese camino muy mal. En lo personal, usé esos meses para ser «soltero por primera vez».
 Antes de esa relación, era muy tímido. Me mudé a una ciudad más grande, conocí personas, todo muy típico. Y creí estar haciendo exactamente lo que había que hacer: cambiar de entorno, alejarse, ignorar la molestia hasta que pasado un tiempo ella ya no importara.
 Pero no se puede ignorar, porque el problema no es ella. ¿Por qué lo sería?
 Las repercusiones de sus acciones quedan a resolver entre ella y el karma o su consciencia. Y la única salida suele ser hacia adentro. Uno tiene que hacerse responsable de sí mismo y ahora tenes una llave que el universo (O el nombre que vos le pongas) usa para forzarte al autoconocimiento. Y podes salir a conocer personas o podés dejar de tragarte el hambre de ser más, conocerte a vos mismo y empezar a trabajar para que en el silencio no haya un vacio. Y por eso tenes mucha suerte: estás construyendo al humano que tenés que ser.

 Estás siendo obligado a no distraerte del hecho de que quizá no te gusta lo que construiste hasta hoy —y da miedo, claro—, pero es la puerta para empezar a hacer cosas que te hagan sentir quién realmente sos: el vos real, el que siempre debió estar a cargo, pero se fue acomodando para encajar en la imagen que los demás tenían de él. Se fue acomodando para que sus espacios los llenara otra persona. Por eso yo estaba haciendo todo mal.
 No era salir, no era otra ciudad.
 Lo que buscaba no estaba afuera, ni iba a encontrarlo en otra persona.
 Y eso, seguro, vos también lo sentís. Sentís que va a ser difícil enamorarte de nuevo.
 Y tenés razón: no va a pasar hasta que dejes de ignorar la ausencia de vos mismo.
Trabajá, moldeate.
 Reconocé cuando algo lo hacés porque es lo que sos, no por lo que mostrás. No importa si es algo que hacés en secreto, como escribir: si es más vos que lo que mostrás al público, entonces ya tenés una segunda tarea.
 Procurá ser vos en tu entorno.
 Y si no les gusta, no pelees, pero quizá no sean tu grupo.
 Conocé personas.
 Sé que ahora todos parecen de plástico, superficiales… pero, ¿acaso vos no llevás años siendo al menos un poco así? ¿Sos tu yo más honesto cuando conocés a alguien nuevo? Bueno, entonces dales una chance.
 Hay gente que ya vivió cosas que te interesan. Hay cientos de posibles mentores afuera. Hay TODO afuera.
 Pero primero, mirá para adentro.
 Buscá serotonina en acariciar perritos, en el sol, en correr.
 Hacé algo que te incomode, algo que te dé miedo, algo que te miren raro por hacerlo… y concentrate en que no te importe.
 Pero asegurate de que, sea